EN BUSCA DE LA IDENTIDAD, FUTBOLÍSTICA Y NACIONAL
SE BUSCA
Persona capaz de transmitir a los jugadores de la selección española de fútbol una identidad futbolística clara y un sentimiento de amor por los colores, el escudo y la bandera que defienden.
Recompensa: Ocupar el banquillo de la selección española.
Miles de carteles como el que arriba os adjunto deberían empapelar las instalaciones de la RFEF (Real Federación Española de Fútbol). Quizás sea la única manera de mostrarle a Luís Aragonés el camino a su casa del barrio de Hortaleza y de mostrarle a Ángel María Villar el tremendo error cometido al apostar por la continuidad del ex-entrenador del Atlético de Madrid.
Pensé que sería oportuno reflexionar algunos días antes de pronunciarme sobre la enésima decepción que nos dio la Selección Española ante Islandia el pasado fin de semana. El calentón lleva a la precipitación, a decir cosas de las que luego te arrepientes, y no quería llenar el blog de insultos y exabruptos varios. Y hoy, ya desde la frialdad que me ha otorgado el paso de los días, le haré un chequeo completo a la selección, tal y como hice hace aproximadamente un año, para intentar encontrar un diagnóstico acertado a nuestro eterno problema.
Son varias las preguntas que nos hacemos a menudo con la selección: ¿Es válido el seleccionador? ¿Es lamentable la gestión de Villar? ¿Hay compromiso en los jugadores? La duda se cierne, por tanto, sobre la generalidad de los integrantes del equipo nacional.
¿Y cuál es nuestro verdadero problema? Sobre el papel, tenemos los dos ingredientes indispensables para alcanzar el éxito: hay grandísima afición por el fútbol en España y tenemos dinero para la formación de los jóvenes jugadores. ¿Qué nos falta, pues? Desde mi humilde punto de vista, nos falta IDENTIDAD, tanto futbolística como nacional. Porque toda selección que aspire a lograr éxitos precisa de ella.
Italia, Alemania, Brasil, Argentina. En cuanto a la identidad futbolística, las cuatro grandes selecciones del panorama internacional la poseen desde que empezó a rodar la pelota a principios del Siglo XX. Los brasileños optan por el “jogo bonito”, Alemania apelan al físico y a la fuerza, los italianos practican un fútbol conservador casi infranqueable, mientras que los argentinos han tenido éxito con la técnica, la picardía y la garra de sus jugadores. Son selecciones con las cosas claras, que aunque no obtengan el éxito esperado en alguna época, siguen confiando ciegamente en sus respectivas apuestas, con los matices que implantan los distintos entrenadores que van llegando. Por el contrario, España lleva más de un siglo dando bandazos, buscando un estilo, una seña de identidad uniforme que sigue sin encontrar. Pasamos del “patadón” de Clemente al “vistosismo” y los c.. de Camacho para llegar al "4-3-3 del tiki-taka” implantado por Aragonés, el Grupo Prisa y La Sexta. Los resultados obtenidos hasta el momento caben entre estos dos paréntesis: ( ). La solución pasa, en mi opinión, por seguir a rajatabla y con paciencia estos puntos:
1) Buscar un estilo futbolístico adecuado en función de nuestras características físicas, técnicas y mentales. Esta labor debe llevarse a cabo por profesionales del fútbol, nacionales o internacionales, y no por periodistas.
2) Formar la cantera nacional en consonancia con el estilo de juego que se haya determinado anteriormente.
3) Esperar resultados a medio-largo plazo, sin precipitaciones, aislándose si es posible de las recomendaciones de los Relaños, Ronceros y Manolos Lama de turno.
Esta ardua tarea puede llevarnos años, pero más vele perder un lustro si acabamos obteniendo éxitos que seguir en la montaña rusa “ilusión inicial-decepción final” con la que llevamos fracasando décadas.
En lo referido a la identidad nacional, sin querer hablar en demasía de aspectos políticos, apuntar únicamente que dudo mucho que la alcancemos mientras continuemos con el galimatías político que hay en este excéntrico país: disputitas estúpidas entre regiones, separatismos y demás, sin llegar a un estado de solidaridad entre regiones por un bien común: España. ¿Llegará el día en el que me deje de dar envidia sana ver a los jugadores de otras selecciones gritar con fervor su himno nacional, el día en el que el orgullo y el amor por vestir la zamarra “colorada” se apodere de nuestros jugadores, el día en el que deje de ver a nuestros futbolistas como simples maniquís que van a lucir palmito?
Si queremos definitivamente iniciar una nueva etapa hay que apostar desde ya a “caballo ganador”. Ni Del Bosque, ni Camacho, ni Víctor Fernández. Demando un seleccionador experimentado y triunfal, con independencia total de la prensa española, que sea canchero y que otorgue a los jugadores ese amor por el país que defienden y ese orgullo nacional del que antes os hablé. Mis dos apuestas hablan italiano: Marcelo Lippi o Fabio Capello. Tampoco me desagradaría, dicho sea de paso y aunque actualmente sea toda una quimera, la llegada de Rafa Benitez, el único entrenador español que me convence 100%.
Mi diagnóstico ha concluido. Ahora sólo queda comenzar la operación.