REAL MADRID 2 – 0 NÁSTIC: JUNTOS NO PODEMOS

Mucha parafernalia y fútbol a cuentagotas es lo que se vio ayer en el Santiago Bernabeu. Tras una semana marcada por las cofradías, los clavos ardiendo, los lemas y tonterías variadas, el conjunto de Fabio Capello volvió a demostrar el porqué de su situación liguera.

Y es que la realidad es clara, dura y se sirve fría: este equipo no es merecedor ni del Trofeo Santiago Bernabeu. Como viene siendo tónica permanente y habitual a lo largo de la presente campaña, la “empanada” general fue el principal argumento que presentó el Real Madrid ayer ante el Nástic. Con Guti, con Cassano, y sin Gago ni Robinho, los blancos volvieron a evidenciar falta de ritmo, de ganas, de movilidad, de juego por bandas, de circulación de balón, de pegada… Todas ellas cualidades innatas de un equipo campeón. Pero lo más sangrante del partido de ayer es que esto sucedió ante el antepenúltimo clasificado, que además y por si fuera poco, jugó con uno menos desde el minuto 5 de partido a raíz de la expulsión justa de Cesar Navas. Al contrario de lo que se podía esperar, el equipo de Paco Flores dominó durante el primer periodo a un aletargado Real Madrid, moviendo el balón con criterio en la medular. Pinilla, Juan y Rubén Castro oxigenaron al equipo con constantes desmarques y cambios de posición, que descolocaron al doble pivote y a la defensa merengue. Mientras, los Guti, Raúl, Van Nistelrooy y compañía contemplaban el partido cual dominguero en la playa de Levante. Tan sólo un cabezazo del fantasmagórico Raúl y algún tierno acercamiento de Higuaín inquietaron a Albano Bizarri. Y entre tanto desconcierto, con resultado a gafas en el marcador, la afición respondía con pitos y pañuelos a la triste exhibición de despropósitos llevada a cabo por los madridistas. Mientras, Don Ramón, nuestro admirado presidente, de paseo por EEUU. ¿Comprando más cerdos? Irritante.

Para intentar solucionar el desaguisado de la primera parte, Fabio Capello puso en escena a Robinho. Y el menudo brasileño sería el que encandilaría y levantaría el ánimo de la afición y del equipo con su juego. El carioca por fin pudo jugar suelto, “a su aire”, sin esquemas tácticos de por medio. Y los resultados no se harían esperar: el Madrid pasaba a tomar a regañadientes el mando, más por cansancio del equipo tarraconense que por méritos propios, y fruto de esta insistencia inducida llegaba el primer gol de la calurosa tarde madrileña. Robinho aprovechaba un fallo de Van Nistelrooy en el remate para adelantar a los blancos y conseguir su segundo tanto en la Liga, curiosamente ente el equipo contra el que estrenó su cuenta anotadora hace 20 partidos. Pero me asombraba más aún al ver el personaje con el que el brasileño celebraba el gol: ¡Emerson! Dejaba por un momento su entretenida partida de petanca para salir del banquillo y compartir la alegría con su compatriota. Demencial. Sin embargo, el gol no minaba la moral “alcoyanera” del Nástic, que seguía intentando llegar a la portería de Casillas con más corazón que cabeza. Fruto del esfuerzo realizado por los catalanes, el equipo blanco disponía de claras ocasiones para aumentar la renta, pero Higuaín seguía en la inopia absoluta, mientras que Van Nistelrooy ni la olía. Y el gol de la sentencia parecía cantado: en propia meta. El partido no dio para más y el Madrid vencía tras 4 partidos con un gol de rebote y otro en propia meta. ¡Juntos podemos… aguantar este sopor! Paciencia, que queda menos para acabar la temporada. Como diría Homer Simpson: ¡¡¡Me aburro…!!!

GOLES

1-0 Robinho (Minuto 56), introducía el balón a puerta vacía tras aprovechar un error en el remate de su compañero Van Nistelrooy.
2-0 David García p.p. (Minuto 85), tras introducir en su portería un remate de cabeza de Raúl.