EL ESPÍRITU DE DON SANTIAGO

En estos tiempos que corren, donde la incertidumbre, las dudas deportivas e institucionales y la nulidad de soluciones ante estas desavenencias afloran en todos los ámbitos de nuestro club, siempre queda una solución posible, un faro que alumbra la tenebrosa oscuridad imperante: la figura de Don Santiago Bernabeú, que siempre nos muestra soluciones ante todos los problemas capitales del madridismo.

En este caso no me refiero a nuestro ínclito presidente Ramón Calderón, como en tantas ocasiones he hecho. Hoy, tal y como hice hace unos meses, hablo de Raúl González Blanco, el capitán del Real Madrid. Mi opinión sobre el “siete” blanco no ha variado un ápice en estos dos últimos años. Me he mostrado infranqueable y muy explícito al tratar este delicado tema, al que le sigo dando una importancia destacada para el futuro inmediato de la entidad.

Raúl, no lo voy a descubrir yo hoy, ha sido uno de los mejores jugadores que ha “parido” nuestra cantera, muy infructuosa en la actualidad. Tanto sus números como las sensaciones que nos reportaba hace unos años, cada vez más lejanos en el tiempo, así lo atestiguan. Ha sido nuestro emblema, nuestra bandera, nuestro símbolo, nuestro sustento deportivo. Pero estas calificaciones dejó de merecerlas desde hace ya unos tres años, a pesar de que periodistas y aficionados afines a su causa no lo admitieran entonces ni lo admitan ahora bajo ningún concepto.

Y es que, en efecto, hablar de Raúl es hablar de pasado. Un pasado glorioso, pero que no deja de ser pasado por más que se recurra a él. Sin ir más lejos, una argumentación propia de un “raulista” cualquiera es aludir a sus glorias pasadas, al respeto que debe infundir su enorme historial. Pero los “raulistas” aún vivientes no captan o no quieren captar que criticar a Raúl no es faltarle al respeto, nada más lejos de la realidad. Sostengo ahora, como sostuve hace meses, que el último gran servicio que puede proporcionarnos y proporcionarse a sí mismo el capitán es abandonar el barco. Un servicio bueno tanto para el club como para su ya de por sí maltrecho y resentido currículum, que no cesa de gotear sangre

Y por esto recurro al requeridísimo espíritu de Don Santiago Bernabéu. Como parece ser que Raúl quiere continuar a ciegas con “su” dictadura, ha llegado el momento de que alguien (no se quien) le hable con claridad, desde el respeto y mirándole fijamente a los ojos y le diga algo similar a lo que Bernabéu espetó a Alfredo Di Stefano hace casi medio siglo: “Alfredo, ya no vales para jugar en el Real Madrid”. Algo así como un sincero y sencillo “Raúl, ya no vales para jugar en el Real Madrid. Por tu bien y el del Real Madrid, buscaremos una salida” sería todo Bálsamo de Fierabrás para esta quijotesca plantilla.

Pero esto es el mundo real y como dijo Calderón (de la Barca), con sabia elocuencia, “los sueños, sueños son…”. Su marcha es un sueño casi místico; su realidad, una pesadilla latente que no parece tener fin.

PD: Robben y Heinze, 36 y 12 millones de € respectivamente, son nuevos jugadores del Real Madrid. Es cuanto menos llamativo que el actual campeón de Liga lleve un gasto de 119 millones de €. La cifra habla por sola. Y digo yo: ¿Por qué estamos negociando dos meses por Robben para no rebajar nada al ruso Abramovich?