PABLO, PABLITO, PABLETE: DEL SUPER A EX-SUPERGARCÍA:

Tras la incomprendida y antidemocrática censura que sufrió la entrevista que Quinteros realizó a José María García en la noche del jueves, el periodista ha vuelto a la vida pública 5 años después.

Recuerdo con ternura aquellas noches dominicales cuando yo sólo contaba 9 años de mi vida en las que el genio García relataba el transcurso de la jornada liguera. Desde esos entrañables momentos comencé a enviciarme dulcemente del sabor de la radio nocturna deportiva. Súpergarcía fue un periodista como pocos en su primera etapa. Con su vocablo genuino, mordaz y crítico mezclado con tintes de voceras, el Anti-todo que nunca se casó con nadie, repartiendo palos y esparto a gentes de todos los estamentos políticos y deportivos de su época. Líder indiscutible de audiencia, tenía la confianza necesaria para rodearse de una aureola crítica que sufrieron personajes públicos como Mendoza, Lorenzo Sanz en sus inicios (posteriormente le calificó como"su" presidente), Jesús de Polanco o Florentino Pérez. Fue en esta época Supergarcía, el mejor periodista de la radio española, conocido por sus famosos “Pablo, Pablito, Pablete” o sus innumerables sentencias futbolísticas, tales como “el deporte español está lleno de estómagos agradecidos, lametraserillos y abrazafarolas”. Pero tras esta brillante etapa, apareció el García caduco. No soportó ver que perdía en audiencias ante el joven por aquellos tiempos José Ramón de la Morena, director de El Larguero. Colmó el vaso en su vida la derrota de su compañero de timbas y noches Lorenzo Sanz, ex-presidente del Real Madrid, ante su rival contencioso rival Florentino Pérez en las elecciones del año 2000. Aquí, su imperturbable alma crítica cayó en el desaliento, en la desolación, en el vagar incesante por la radio deportiva nocturna. El García más rencoroso y ácido salió a la palestra, intentando derribar a toda costa a Florentino Pérez del poder del sillón de blanco. Se endiosó completamente, tras largos años de alabanzas y aduladores. El desmitificador se mitificó por completo, perdiendo la brújula de la información, perdiendo amigos, confundiendo compañías y, tras muchas deshonrosas prácticas, perdiendo audiencia y crédito. Y los éxitos deportivos del Madrid de Florentino, sumados a su enfermedad, le obligaron a dejar definitivamente el mundo periodístico. Tras 5 años de retiro vital y espiritual, volvía a un plató de televisión para conceder una entrevista al programa el Loco de la Colina. En el mismo volvió a sacar su cara más amarga y desalentadora. Aún así y dicho esto, es vergonzoso, lamentable y antidemocrático que se censurara en la Televisión Pública. Criticó de nuevo a Florentino Pérez, a Jose María Aznar, a Federico Jiménez Losantos, a Luis Herrera, a José Luis Rodríguez Zapatero, a Mariano Rajoy, a Gallardón. En fin, no dejó títere con cabeza. Además, dejó entrever la posibilidad de volver a la radio, admitiendo tener varios proyectos en mente. Tengo una sensación extraña al respecto de lo dicho anteriormente: la profunda nostalgia de recuperar al García de la primera etapa por una parte y mi negación rotunda a su vuelta en las condiciones de sus últimos años como periodista por otro lado. Sería dañar aún más la imagen del Súper, o mejor dicho, del ex-Súper.

Por citar algún escrito sobre sus últimos estertores, Gaspar Rosety, actual director de medios del Real Madrid, dice en su gran libro "Florentino Pérez: El hombre, el empresario, el presidente" (Os lo recomiendo leer a todos. No trata de Florentino exclusivamente, sino que es sobretodo la narración de la historia del Madrid desde la transición de Luis de Carlos hasta el año 2005, fecha de publicación del libro), lo siguiente: “Al periodista, su incomprensible tozudez hacia Florentino Pérez y el afán de vergüenza en la creencia de que Sanz podía volver, los sumió en una profunda decadencia. El Valle de los Caídos del fútbol y de la radio deportiva española, todo junto y al mismo precio. La definición corresponde al difunto Gil, que me contó que se encontró a un amigo en Marbella que los vio juntos, al propio Gil, a Sanz, ya fuera del Madrid y a García, ya fuera de la radio: “Aquí estamos, parecemos el Valle de los Caídos” De los tres, Gil era el más sano. Seguro. Lástima que falleciese. En verdad, los hombres como el nunca fallecen del todo”.