Costó. Costó mucho el partido pero se sacó adelante gracias a las genialidades del menudo brasileño Robinho. A los madridistas de bien nos dio pavor la alineación inicial, con Malulo, lento como un 2 cv, ocupando el lateral derecho. Bernd Schuster sigue teniendo errores de bulto en la configuración inicial del equipo y en los cambios, pero hay que darle tiempo; el mismo que reclamamos para Capello la temporada pasada. Los madridistas comenzaron marcando pronto con un “chupa-gol” de Raúl y se advertía desde el primer minuto un plus de agresividad en el juego. Sin embargo, el gol tempranero nos pudo perjudicar, pues la relajación se apoderó de los blancos nuevamente. Así las cosas, los jugadores griegos marcaron minutos de pues por mediación de Galletti, el que estrelló hace 4 años la nave galáctica del Floren-team en Monjuict. El partido entró en una fase de incertidumbre, culminada con la expulsión del defensa heleno del Olympiakos. El Real Madrid, con los tocones en el centro del campo, mantenía la posesión, pero el ataque blanco se hacía previsible por momentos ante los reducidos espacios de la zaga griega. La esterilidad ofensiva de los blancos estaba representada por la figura de un Van Nistelrooy lento, impreciso y torpón en la tarde de ayer. Sneijder volvió a sufrir de nuevo el aglutinamiento en la franja central del campo y volvió a mostrarse espeso y desubicado, al igual que un Guti muy horizontal y conservador a la hora de mover el cuero.
En la segunda parte todos los focos enfocaron de pleno a Robinho, que debe empezar a realizar con continuidad lo de la otra noche, ser atrevido y reclamar atención sobre su persona. Cuestionado con razón, apocado y venido a menos, el carioca estuvo muy impreciso, aunque voluntarioso, la primera parte. Sin embargo, la segunda parte del partido trajo consigo, tras el gol del Olympiakos, un verdadero fulgor de fútbol, goles, regates, gambeteos y jugadas de gran clase por parte del ex del Santos. Los nostálgicos recordamos inmediatamente la maravillosa y fatídica a la vez noche de Cadiz. La esencia de la Tacita de Plata, la alegría de esa genuina tierra andaluza, se nos mostró a los sentidos ante el constante manar de calidad y verticalidad exhibidas por el brasileño, capital en la remontada “capellina” de anoche. Y es que, Robinho aparte, un aspecto positivo fue la recuperación de ese espíritu y esa fe en la victoria que parecía adormecida en las últimas fechas. Pero es preciso recordar que, pese a la alegría por el arreón final y por el gran espectáculo futbolístico que se vio, el equipo sufrió tinta china para hacerse con los tres puntos ante un equipo de segunda fila y con 10 desde la primera parte.
Deseo recalcar mi alegría por el juego desplegado por Robinho y mi petición al carioca para que lo de anoche no se convierta en una excepción que confirme la regla de su hasta ahora escasa aportación al equipo. Que así sea, Robinho. Continuidad, constancia y vida sana.
LOS GOLES
1-0 Raúl, tras un rechace.
1-1 Galletti, tras una buena jugada de Djordjevic.
1-2 Juio Cesar, tras el enésimo error de marcaje de la zaga blanca.
2-2 Robinho, rematando de cabeza un buen centro de Ramos.
3-2 Robinho, tras una jugada desde la banda izquierda.
4-2 Balboa, tras una buena jugada de Robinho.
EL CRACK:
Robinho: tras una semana de desavenencias tras su manida fiesta en Brasil, el carioca buscó en la tarde de ayer cerrar bocas y acallar críticas haciendo lo que mejor sabe: jugar al fútbol. Se mostró activo durante el partido, fue decisivo en la remontada blanca pues participó en los cuatro tantos del equipo, y dejó un amplio repertorio de regates, jugadas, pases y movimientos técnicos de excelente jugador en ciernes. Interesante será saber si lo de ayer puede ser su despegue definitivo o un oasis en medio del desierto. El tiempo dictará sentencia.
PD: Mañana viernes comentaré en vuestros blogs. Un abrazo.